25/05/09 l ENTREVISTAS
LOS NATAS


El nuevo orden de la libertad

Se alejan un poco del heavy psicodélico y el stoer y arremeten con un disco más metalero. Sus largas giras por Europa y la revelación: "El cambio tiene que ver con hacerse cargo".

por Revista Filo


Los Natas llegan a su propia coagulación de proteínas con tal estado de elevación, que les permite lograr la quimera del hombre: estar conformes. El resultado de su nuevo disco reinante es la emulsión de los diversos pasajes que revolucionaron su sentimiento pre-inspiratorio. Esta vez, el traspaso giró hacia la composición de heavy metal y no a un perfil sinestésico. Antes de ensayar Sergio Chotsourain y Walter Broide departieron de sus viajes por Europa y su presente musical, como de la oscuridad en el mundo.

En días en donde el significado significante se vuelve contaminado contaminante es realmente complicado encontrar la modalidad para que la subjetividad artística se adapte al sistema. Es así que al encender una radio y mover el dial podemos rebanarnos los dedos hasta encontrar algo que, como una bombita llena de pintura, termine con la pulcritud de una pared blanca y monótona. La bombita, lo distinto y original. La pared, siempre lo mismo. La abundancia de música que “suena parecido a” es la bandera de los medios de comunicación masivos y de la cultura globalizada que juega a volverse folklore en la gente que la retiene. Esta postura vuelve a excelentes artistas en meros componentes de un ejército de previsibilidad, funcionales a un régimen que le toma el pelo a los géneros. Por lo tanto, una manifestación que no acate ningún tipo de canon (estamos hablando de música) amerita que se la festeje. Los Natas se encargan un poco de eso. Al principio se catalogó su música como alternativa, después, por su paralelismo al consumo de marihuana y sus efectos, Stoner, más tarde surgió el término Heavy Psych, hasta que se les ocurrió denominarlo como Free Rock. Rock libre, se puede acercar un poco al sentido, traducido al castellano. Un poco con la acción aparejada, la banda que siempre se explayó, ante las distintas designaciones, con un sonido de Heavy Metal, se convirtió en una especie de culto para sus seguidores y en una matriz de crecimiento migratorio.
Con temas de 40 minutos, así como de 20 o 3, recorrieron completa Europa y reconocieron que el ancla la tienen en Argentina. Su equipo de gente, que se suma a los tres integrantes, lleva adelante de forma independiente este proyecto desde hace 15 años como si fuera la primera vez. Sergio Chotsourain es la guitarra de Los Natas y en algunos temas oficia un poco de cantante. Luego de entrar su sofisticado equipo, terminar un pebete de jamón y queso y de pedir una gaseosa que nunca llegó, se sentó en el cómodo sillón marrón que yacía en el lobby del edificio que contenía la sala de ensayo y se dispuso a charlar. Para romper un poco el hielo…

Filo: ¿Qué es lo que más te gustaría que te pregunte?
L. N.: Si estamos bien, es una pregunta importante, sí estamos bien. Nosotros venimos dando a la caldera hace muchos años, girando, sacando discos, y llega un momento donde parece que nada sorprende. El próximo paso no va a ser suicida-artístico, nosotros vamos a ir tirando lo mismo y tenemos ganas de que la gente responda con alegría al disco nuevo; es para festejar.

Filo: ¿Qué significó para ustedes “El nuevo orden de la libertad?
L. N.: Es como dar a luz a una criatura. Yo tengo dos hijos y cada disco es distinto. Pero es mucho trabajo y la manera de llevarlo adelante es con el sentimiento, eso es lo que nos une a todos. Mucho sentimiento por la música y un poco con la necesidad imperiosa de hacerlo lo mejor posible porque ya estamos grandes y queremos hacer las cosas lindas. Siempre, desde chiquitos cuando empezamos con Los Natas, teníamos la necesidad de hacerlo y la gente que se fue sumando al proyecto entiende que no somos millonarios. Tratamos de repartir todo lo poco que entra y la gente suma por creer en la propuesta.

Filo: Los álbumes se paren uno detrás del otro, ¿se puede innovar tan seguido?
L. N.: Este disco es una consecuencia-secuencia del otro. El anterior y “El hombre montaña” casi arañaban y pellizcaban una situación de darte una patada en la cara sutilmente, habíamos hecho un cambio bastante rotundo de sonido, afinaciones, veníamos del Toba Trance que era un disco doble. Entonces “El nuevo orden de la libertad” es como el primer disco en el cual volvemos a pisar el acelerador fuerte. Y creo que lo logramos, yo escucho el disco y me encanta, el sonido suena muy ancho, muy gordo, pastoso, suena gigante. La propuesta, también, es bajar líneas con la letra, con el sonido, tiene partes muy saladas, pesadas, y otras partes de desenchufe con acústicas como clonadas de otros lados.

Filo: Podemos decir que están conformes…
L. N.: Es muy difícil llevar la carreta del principio a su destino con cuatro ruedas, finalmente llegamos con dos ruedas, se va desarmando en el camino. Es una tranquilidad haber llegado a este disco con el sonido bien plantado, con la imagen que es un triángulo al revés como que todo está a punto de explotar, de desequilibrio, entonces por ese lado nos cerró bastante. También llegamos con todas las ediciones en línea. En abril sale el CD por el sello Oui Oui para Sudamérica, sale por el sello de Detroit para todo el mundo y sale por el sello de Berlín en vinilo.

Filo: Dentro del caos que se vive a nivel mundial, ¿el nombre del CD es un llamamiento a un aire renovador… de cambio?
L. N.: El nombre suena como muy fuerte por las palabras que se usaron. Libertad, orden y nuevo son palabras que durante muchísimos años se utilizaron para fines militares, políticos; pero en nuestro caso, parte de lo más cotidiano, de una necesidad que tenemos los tres Natas, ya con nuestra edad y los problemas familiares, sucesos, excesos de nuestra vida, empezar como a acomodar la historia. Sino vamos a quedar en el camino. Es lo que estamos planteando en el día a día, ordenar tus capacidades como para ir para adelante. Es un mensaje un poco abierto, el nuevo orden de la libertad puede ser para una persona salir a fabricar bulones, correr un auto de carreras o hacerle la vida imposible a su ex novia. Tiene que ver con tomar decisiones y hacerse cargo.

Filo: ¿Se complica hacer un estilo no masivo?
L. N.: Nuestro estilo siempre fue cuestionado. Hace como 15 años que tocamos y más o menos venimos tirando lo mismo. El público va rotando y creando sus propias expectativas a raíz de la historia, pero para nosotros tiene algo muy personal y en cada disco queremos explorar cosas nuevas. La gente apenas se acostumbró al sonido gordo pastoso y los temas de 20 minutos, nosotros ya le tiramos el “Toba Trance” que era peor, era un tema de 40. Cuando se acostumbró al tema de 40 y al sonido liviano, le tiramos “El hombre montaña” que son canciones más heavys. Este disco es más político y no es para los que venían con el stoner, la psicodelia y el “¡Uh! que loco el cactus en el desierto”. Esto te dice que el cactus en el desierto va a explotar, o sea, está todo mal, no te podés quedar dos años mirando porque tus hermanos, hijos y padres están a punto de morir achurados por un malviviente o por la radiación nuclear.

Filo: ¿Es más fácil crear con esa cualidad para componer?
L. N.: A nosotros se nos hizo más fácil porque somos tres y encontramos una química. Si encontrás el sonido siempre va a ser fácil, después aparecen las canciones. Tardamos unos años en encontrarlo. Primero el sonido como intérprete y después la construcción con los demás. Eso es lo que define, porque es difícil dentro de las mismas 13 notas reinventar el metal. Son dos etapas: una encontrarte con el sonido y otra con el motivo de la canción.

Filo: ¿El cambio a un sonido más duro lo emparejan con el malestar del país?
L. N.: El malestar es mundial. Lo que noto en otros países es que el consumo y el superávit los ha llevado a ser personas no tan activas. Acá está todo por explotar a nivel humano, todo el malestar económico y político llevó a la gente a vivir en su propio mundo y a desconectarse con el de al lado. Los momentos de comunión entre poca gente son difíciles de lograr. Eso nosotros lo pudimos lograr desde hace dos años con el ciclo Moto Club en Niceto. Toda la gente que pasa el filtro Natas de entendimiento, de no joder al otro, de libertad sexual, artística y social, tiene esa comunión, esa unidad y buena onda. Siempre mantenemos una familia, desde los videos que pasamos hasta el Dj que ponés que es Dr. Trincado.

Filo: ¿Qué se siente pisar el viejo continente con tanta autoridad?
L. N.: Fuimos 6 años seguidos a Europa de gira y hacemos en un mes 28 recitales. Lo que más te sorprende es entrar en ritmo de gira, la primera semana te cuesta y a partir del día 8 entrás a otro estilo de vida donde lo único que hacés es tocar, entrar a la camioneta y bajar los equipos. Es casi como si estuvieras cazando a los mamuts en la manada de los muchachos en la cueva. Aunque es difícil de describir, lo más loco es ese espíritu que se crea en la camioneta con los pibes, ir a tocar a lugares que no sabés que va a ser. Lo más increíble es esa adrenalina que vivís día a día, que cuando lo empezás a disfrutar un poco y no te importa si tenés baño o si perdiste las zapatillas en un pueblito, es lo más. Y lo más reconfortable, es cuando volvés vivo con el mamut.

Filo: ¿Podríamos rebautizar el sonido de este nuevo disco?
L. N.: Es difícil porque con Walter venimos tocando la misma música desde hace 15 años y la primera vez que enchufé la CG y él puso sus dos platos en la batería, ya era nuestro sonido. En ese momento era alternativo, después se llamó stoner, después psicodelia pesada y para mí, ahora, es heavy metal. El disco nuevo es más metalero, no es tan colgado, tiene temas más cortos, pero tiene un vuelo diferente como para una elite metalera. Tiene que ver con el estilo de él (se acerca Walter Broide) como se viste, con la barba… Bueno Walter, Los Natas a futuroLos Natas a futuro es Los Natas a presente, tenemos mucho futuro inmediato. Hay muchas cosas que preparar, reformar, reformatear y degustar.-

Para mayor información visiten www.natasrock.com.


Entrevistas publicada en Revista Filo Nº 34, Mayo 2009.


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